Asia,  Nepal

Trekking en los Annapurnas

Estacionamos un rato la bicicleta y fuimos por un poco de trekking en el área de los Annapurnas 🙂

Antes de mi experiencia, un poco de info: La región de los Annapurnas, en la zona oeste de Nepal, es de las más conocidas del país en relación a la montaña, junto con la del Everest y el valle de Langtang. Dentro del área de conservación existe la posibilidad de realizar distintos trekkings, siendo los más populares el circuito y el campo base Annapurna. Para realizar alguno de ellos, o incluso combinarlos, son necesarios dos permisos: el de trekking general (TIMS) y el de Annapurna en particular. Ambos se pueden solicitar, y pagar, en Pokhara, la ciudad más cercana.

TIMS

En general estos senderos son conexiones entre distintos poblados cuya economía se basa principalmente en la hotelería para caminantes, y son más pequeños mientras más nos adentramos en la montaña. Los senderos principales en su mayor parte están armados con rocas. Dado que transcurren por valles de pendientes pronunciadas y arroyos encajonados imposibles de bordear, estos senderos son un constante sube y baja por las laderas, por lo que termina siendo subir y bajar escaleras, y cruzar algunos puentes.

Escaleras al cielo
Pequeños puentes

Recorrer estos valles y tomar dimensión de la cordillera de los Himalayas es impresionante. Cuando te vas acercando y empezás a tener en primer plano los picos de esos gigantes, te quedás literalmente sin palabras. Además, se experiencia una espectacular transición entre la selva y la alta montaña.

El Annapurna sur

En mi caso hice una combinación entre el trekking al campo base Annapurna, en primer lugar, y a la bajada me desvié hacia el oeste por senderos secundarios para finalmente conectar con un tramo del circuito de los Annapurnas. En total unos 107 km y 12000 m de desnivel positivo en 6 días, detalle en GAIA.

Recorrido del trekking

La primer parte, al ser un sendero principal, es del estilo que mencionaba anteriormente, bastante armado y preparado para que el visitante pueda ir parando a comer y dormir en los diferentes parajes, incluído el campo base. Mas allá de que personalmente no es lo que más me gusta al salir a caminar, fue una buena posibilidad para conocer un poco de la vida de estos pueblos en la montaña. Además, tuve la suerte de hacerlo con dos amigos que hice en Gorkha durante el viaje en bicicleta, lo que lo hizo mucho más enriquecedor culturalmente.

Lejos de lo que previamente imaginaba, hasta pasados los 2500 msnm estos valles son muy húmedos y selváticos, con temperaturas en primavera que hacen pesado el caminar. La parte buena, es una zona de gran biodiversidad donde se ven muchos tipos de plantas (entre ellas diversos tipos de rododendros, la flor nacional), y algunos animales como monos, ardillas voladoras (?, ciervos y variedad de aves.

Rododendro en flor

Ya el último día entramos en la zona de alta montaña, con vistas espectaculares al valle y al Machapuchre, la montaña sagrada. Al mediodía llegamos al campo base, sumergidos en una nube que no nos dejó ver nada, y que derivó en una hermosa nevada toda la tarde. Pero al amanecer siguiente, como sucede en general que despeja a la noche, tuvimos unas vistas espectaculares. Un campo base rodeado de majestuosos picos nevados 🙂

El valle
Campo base Annapurna

Después de un día de bajada me separe de los compañeros de ruta y tome senderos secundarios o incluso sin marcar, en primer lugar volviendo a subir por terreno selvático, y pasados los 3000 msnm ya en bosque bajo y nieve, hasta llegar a Dobato. Una experiencia bastante distinta, ya que en esta parte no me crucé gente en el camino, y sólo un par de personas en dos puntos que tienen algunos pocos hospedajes. Contento con alejarme un poco de los senderos turísticos, y más que contento con la vista de la cordillera central que me regaló el mirador Muldai (3600 msnm) la madrugada siguiente, con el agregado del Dhaulagiri 🙂

Mirador Muldai

El último día conecté en Gorephani con la última (o primera) parte del circuito de los Annapurnas, y seguí bajando hasta Nayapul, un duro día de 25 km de bajar escaleras, para tomar un bus hasta Pokhara, descansar un día, y volver a la ruta en bicicleta hacia Kathmandú.

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