Asia,  Malasia

Cruzando Malasia

Después de la pedaleada por Singapur, volví a Malasia con el objetivo de recorrer otras partes del país en mi camino hacia Tailandia. La idea era recorrer la costa este, aunque los planes fueron cambiando y, después de recorrer un tramo por el sudeste, emprendí un cruce por el interior del país hacia el noroeste, apuntando hacia Cameron Highlands y Penang.

Ruta por Malasia, desde Singapur hasta Tailandia

1200 km en aproximadamente dos semanas, con unos 16000 m de desnivel positivo acumulados. Pueden ver el recorrido detallado y el perfil en GAIA.

Y el resumen en video en Youtube 😉

El mismo día que dejé atrás el control fronterizo de Singapur, seguí por la ruta 3 desde Johor Bahru hacia Mersing, en la costa este. Después de salir de Johor Bahru, son muchos km con pocos pueblos donde parar, por lo que hay que prepararse con provisiones y principalmente mucha mucha agua.

La ruta de Johor a Mersing

Eran 150 km y, al no haber empezado muy temprano desde Singapur, no llegué a destino. Unos 130 km después, llegué de noche al pequeño pueblo de Jemaluang, donde no había muchas opciones para pernoctar, no quería meterme en la selva a esa hora, y por suerte los policías copados del cuartel local aceptaron que pusiera la carpa en el patio. No sólo eso, al rato me la hicieron levantar y me ofrecieron lugar dentro de una de las casas de los oficiales.

Pedaleados los 20 km restantes, llegué a Mersing. Un pueblo portuario que es la base de los barcos hacia la isla Tiomán, una de las joyas de la costa este. En la oficina de las empresas de ferry tuvo que quedar la bicicleta, y me fui un par de días a disfrutar de playas espectaculares en la isla. Más que recomendable. La isla tiene muchos puertos distintos, y yo no había buscado nada de información, así que después de una mirada rápida, decidí desembarcar en el único lugar donde vi que había opción de acampar, Tekek…y estuvo muy bien 🙂

Acampe en la isla Tiomán

Ah, la isla es libre de impuestos, por lo que se puede conseguir el alcohol importado a menor precio que en la península: primer vino tinto de todo el viaje por Asia, felicidad plena. Un poco de caminata selvática, mucha playa, snorkel…

Monkey Beach, Isla Tioman
Bajo el mar

Y a volver a tierra firme para seguir pedaleando. El día de llegada a puerto, cerca de las 9 am, preparé la bicicleta y seguí rumbo norte. La ruta no tiene vista al mar, pero se pueden recorrer unos 5-10 km en cualquier punto hacia el este y se llega a las playas. Esa es la parte linda de esta ruta. Al mediodía paré en una de estas, para esperar las 3-4 horas de siempre a que afloje el sol, y no había absolutamente nadie: hermoso. No son playas del estilo Tiomán, pero aún así son playas de arena, mucho mejor que la costa oeste en este sentido.

Parada de almuerzo

Por otro lado, la costa este esta mucho menos desarrollada, tiene rutas en no tan buen estado, algunos tramos sin banquina, pequeños pueblos cada tanto, y menos opciones para recargar agua. En muchos casos hay que comprar embotellada, cosa no muy saludable para el ambiente. Otro cambio notable en comparación con la costa oeste es que los pueblos son de población predominantemente malay, sin la gran influencia china e india que se ve en el oeste.

Habiendo recorrido unos 80 km, pasando el pueblo de Kuala Rompin, me metí en una de estas playas desoladas a acampar libremente, muy lindo. Punto estratégico además porque durante el mismo día había decidido que el día siguiente tomaría rumbo noroeste hacia Cameron Highlands. No porque fuera tan mala la costa este, sino porque siguiendo por la costa hubiera sido una vuelta mucho más larga para cruzar hacia el oeste por el norte del país, y porque tenía la sensación de que no me perdería algo muy diferente siguiendo por esta costa los siguientes días.

Acampe playero en la costa este

Los tres días siguientes los puedo resumir rápidamente porque cruzar por estas rutas secundarias del interior del país es simplemente recorrer enormes extensiones de plantaciones de palmera, o en su defecto selva. Es totalmente monótono, y me pregunté varias veces que estaba haciendo en esas rutas.

Por supuesto que todo tiene su parte buena, es una oportunidad para conocer esos lugares que no son turísticos y representan gran parte del país (los pocos pueblos que aparecen entre las palmeras), y además el acercamiento con la gente siempre es mayor. Era impresionante pero en cada garita (supongo son de buses, pero nunca vi uno) que paré a descansar del sol paró una persona que previamente me vió pedaleando y se tomó el trabajo de ir a comprarme bebidas, snacks o frutas. Más que agradecido a toda la gente de Malasia, sin distinciones por comunidades, mucha gente de gran corazón.

Este loco me trajo Durián Musang King, delicia.

Encontré el primer día un lugar para acampar a orillas de un pequeño embalse, Tasik Berá, donde normalmente funciona un resort, pero post-pandemia estaba semi-abandonado. Resultó espectacular para pernoctar aprovechando alguna instalación, electricidad. No había nadie excepto un guardia que ví salir por la ruta cuando yo llegaba, y que apareció la mañana siguiente cuando yo casi me iba…con un desayuno para mí 🙂

Atardecer en el Tasik Berá

El siguiente día anduve aproximadamente unos 130 km más hasta Bentong, poblándose las rutas al irme acercando al oeste y la capital, y donde por fin pararía con un anfitrión de Warmshowers. Pero por primera vez me fallaron: el señor con el que había arreglado no vió mis mensajes hasta muy tarde, vivía en la capital y no en Bentong, y me agarró la noche, con tormenta, en este pueblo donde sólo hay tres hoteles y todos muy caros para mi presupuesto. La policía en esta oportunidad dijo que no, así que decidí seguir pedaleando. Apunté hacia un parque a unos 10 km del pueblo donde el mapa tenía un par de campings (cerrados), pero antes de llegar encontré un lugar espectacular abajo de un puente a la orilla del río, cerca de las 12 pm. Parecía una mala noche, pero increíblemente terminó siendo uno de los mejores lugares de acampe, viendo la tormenta totalmente cubierto.

Bajo el puente

Jornada de pedaleo hacia el norte, paralelo a la cordillera que separa los estados de Pahang al este y Perak al oeste, y donde en la cumbre de la misma se encuentra, más al norte, Cameron Highlands. Nuevamente no mucha población, paré al mediodía en Raub, y cayendo la tarde pasé por Sungai Koyan para aprovisionarme y acampar unos km más adelante en algún lugar al borde de las plantaciones de palmera.

Y más fruta en la ruta
Refugios ruteros

Último día de este cruce de locura, quedaba lo más intenso, 90 km hacia el oeste subiendo la cordillera desde 100 a 1400 m de altura. Muy intenso, y con una gran tormenta por la tarde y rutas cerradas por deslizamientos de terreno, pero antes de caer la noche me encontraba llegando a Tanah Rata, Cameron Highlands (CH), contento de haber llegado a destino, y mis piernas también, sabiendo que decidí parar dos noches en un lindo hostel (primer alojamiento en Malasia), y descansar un día antes de retomar la ruta.

Subiendo a Cameron Highlands
Campos de té en Tanah Rata

Bueno, descansar de la bici pero a hacer un pequeño trekking por los cerros de CH. Lindos pueblos en la montaña que, además de sus valles característicos por las plantaciones de té, invernaderos con frutillas y edificaciones coloniales estilo inglés, tienen una fresca temperatura para los promedios de Malasia, con 25 ºC de máxima. Tuve que usar ese buzo que había quedado en el fondo de la alforja 🙂

Así como costó subir a CH, la bajada fueron unos 60 km casi en su totalidad de una espectacular bajada, con hermosos paisajes montañosos alrededor. Para el mediodía ya estaba cruzando Ipoh, la primer ciudad al otro lado de la cadena montañosa, y seguí camino hacia el este.

El paisaje bajando de CH

Se me ocurrió tomar un tramo de la autopista para ahorrar unos 10 km, pero en esta oportunidad me detuvo la policía. Me pidieron que diera la vuelta, e incluso cargaron la bicicleta y me llevaron a la primer salida ¡15 km mas atrás! Salió caro el atajo. Llegué a Kuaka Kangsar pedaleando un par de horas de noche, y después de unos duros 150 km. Acampe en un estacionamiento cercano a la gran mezquita del pueblo y al río, no era lo más cómodo, pero suficiente para pasar la noche. Temprano a la mañana siguiente, retomé la ruta hacia Penang.

Problemas con la ley
Zona de acampe en Kuala Kangsar

Penang es una isla que esta conectada a la península por autopista (no me iba a meter en problemas nuevamente), así que es necesario cruzar en ferry. Buen servicio público que sale cada hora y es bastante económico, pero el último era a las 19 hs, por lo que debía apurarme en hacer los 115 km a destino. Por suerte llegué incluso a tomar el de las 17 hs, lo que me dió tiempo también a recorrer parte de Georgetown..

El ferry a Georgetown

Georgetown es la principal ciudad de la isla y uno de los principales puntos turísticos de Malasia. Es una linda ciudad reconocida por su gastronomía y su arte callejero. Así que me alojé en un hostel, no había mucha más opción, pero uno bueno, bonito y barato. Decidí descansar la mañana siguiente, ver arte callejero…y comer mucho, por supuesto.

Barrios flotantes en Georgetown
Uno de los clásicos murales de Georgetown
Comida callejera de mar en Georgetown

Por la tarde volví a cruzar en el ferry y pedaleé hasta Sungai Petani, unos 50 km al norte. En esta zona de Malasia las rutas cambian radicalmente, pasando de las plantaciones de palma a pintorezcos arrozales, y donde se empiezan a ver algunas colinas y formaciones rocosas, haciendo paisajísticamente más disfrutable la pedaleada. En Sungay Petani me esperaban Farhan y Ash. Muy linda experiencia alojarme con ellos, porque son unos genios, y porque era el primer hogar de una familia malay que conocía. Aunque pasé solo una noche, compartimos interesantes charlas y mucha comida que casi me iba de Malasia sin probar.

La ruta a Sungay Petani
Típico barrio Malay

Gracias a sus consejos, decidí tomarme mas tranquilos los siguientes días, recorriendo una ruta costera y no yendo derecho hacia la frontera. También decidí hacerlo pedaleando un poco menos, ya que no tenía ningún apuro. El primer día hice aproximadamente unos 70 km hasta Kuala Kedah, parando al mediodía en una linda playa de Yan y claro, comiendo todo lo que me faltaba de la gastronomía malay antes de dejar el país.

La ruta costera
Comprando Lemang, un arroz con leche de coco cocinado sobre brasas envuelto en hojas de palmera dentro de cañas de bamboo.
Mediodía en la playa

Comentario aparte de este post: La última foto muestra la típica forma de comer en el sudeste asiático, en el 99% de los casos comprando la comida lista, y envuelta en mucho plástico. Es una costumbre muy arraigada, e incluso comprando materia prima en el supermercado sucede lo mismo. No se puede escaparle a la cantidad de plástico que utilizan diariamente. Entre distintos países difiere cuánto va a la basura o cuánto termina en la calle, pero la abundancia de plástico es algo que impacta ver, ojalá algún día se tome conciencia de esto.

Volviendo a la ruta, en Kuala Kedah paré en un surau, que es como una pequeña mezquita, un lugar de oración, siguiendo también la sugerencia de Farhan y Ash. Lástima que no me enteré antes de que era una posibilidad para pernoctar, pero era bueno saber para la noche que quedaba en Malasia, y quizás para alguna del futuro en Tailandia. Técnicamente paré en el frente de una escuela contigua al surau, ya que cuando pregunté a alguién en la entrada del mismo, me dijo que no habría problema en la escuela.

El surau

Último día en Malasia, o casi. Siguiendo para el norte, por muy lindas rutas con más campos de arroz y algunas montañas dispersas en el horizonte, 70 km después estaba subiendo al mirador de Perlis, punto más alto antes de bajar a la frontera con Tailandia. Corta pero intensa subida, unos 300 m de desnivel en unos 5 km.

Campos de arroz
La ruta antes de la frontera

Con esta linda vista de Perlis, decidí acampar en la zona del mirador, y la mañana siguiente emprender camino hacia Tailandia.

Mirador de Perlis

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